LAS ESENCIAS DEL ESOTERISMO
Aunque el esoterismo como forma de conocimiento es una disciplina que se viene practicando desde una antigüedad remota, la palabra
que lo designa es relativamente reciente, parece
que fue utilizada
por primera vez por CLEMENTE
de Alejandría entorno al 208 de nuestra era y con ella hacia
referencia a ARISTÓTELES, Filosofo esotérico donde los haya, y a las enseñanzas que impartía en el LICEO a sus discípulos
más avanzados, con esa denominación se señalaba el alto grado de profundidad y
hasta de dificultad que tenían aquellas
pláticas, pero en modo alguno
aludían a la característica secreta o reservada
de sus lecciones, la palabra
procede de un adverbio
griego, "eso", que quiere decir
"dentro" y que se ha convertido en adjetivo "esotérico" que significa "interior" y por extensión "profundo y escondido".
CLEMENTE de Alejandría, ateniense de origen
pagano, una vez convertido al cristianismo aportó a la teología sus profundos conocimientos filosóficos, enseñó en Alejandría, y entre sus discípulos se encuentra ORIGENES.
Sus obras nos han llegado muy fragmentadas pero nos permiten
adentrarnos en los rincones
más escondidos de buena parte del ideario
teológico cristiano,
desarrollado como ampliación y transformación de sus orígenes
hebreos, sus amplísimos conocimientos le permitieron establecer comparaciones con la doctrina
Búdica y especuló con la teología cristiana como podría haberlo
echo con un sistema
filosófico de raigambre platónica.
El patriarca PHOTIUS le tuvo por hereje
y clamó contra él, por lo cual, a pesar de
ser considerado como uno de los padres
de la iglesia, nunca llego a ser canonizado,
cualquiera que sea la proyección que se le de al adjetivo esotérico, este, se aplica siempre a algo que es comunicado o desvelado a una estricta
minoría, en este sentido
lo mismo puede tratarse
de una enseñanza derivada del estudio de los textos herméticos, como de los conocimientos especiales impartidos a los pocos
postgraduados elegidos por una empresa
de informática para investigar en los
ordenadores de la 5ª generación.
Es en todos los casos una enseñanza restringida y más que una enseñanza un aprendizaje continuado que requiere la voluntad expresa
de quien va a emprenderla y el deseo de hacer de la meta, la total de la existencia, conviene
tener en cuenta
este sentido como la meta vital, puesto
que la actividad que se emprende esotéricamente hablando, no puede ser nunca una profesión tal como la entendemos en nuestro
instante cultural, como un medio de subsistencia.
Bueno será recordar desde esta perspectiva lo que en la edad media se entendió
como constructor, maestro
de obra o arquitecto, sus largos años en calidad
de aprendiz y los no más cortos como compañero le convertían en un profesional capaz de concebir la obra del templo desde la primera
piedra hasta la última vidriera, pero los conocimientos sagrados
y secretos, esotéricos por lo tanto, le llevaban
a dirigir la construcción de la casa sagrada, más allá de la simple
aplicación de las técnicas de las
tensiones y de la resistencia de los materiales.
El templo
o la catedral tenían que convertirse en la expresión
asumida de la creación, allí tenia que resumirse el secreto sagrado
de la naturaleza, desde el número de
oro que rige la armonía
de las formas, hasta la expresión de las vibraciones musicales convertidas en proporción de la colocación perfecta de muros
y vanos, hasta la
distribución de las capillas de modo que el paso por cada una de ellas marcase
en quien las supiera
percibir, los sucesivos
avances en el conocimiento del misterio
sagrado.
Cada uno de los elementos que constituían la edificación sagrada
tenía la expresión de la unidad esencial del conjunto destinado
a propiciar la elevación de la
conciencia de quien captase lo allí expresado, paralelamente esa meta destinada a los demás, contribuía a realizar las aspiraciones espirituales del maestro constructor que en cada una de sus obras intentaba
acercarse más a la verdad de todas
las cosas siguiendo unas normas sagradas
surgidas de la noche de los tiempos.
La anécdota
simbólica de los tres canteros
a quien un transeúnte preguntó
por lo que hacían,
es en este sentido un mundo de aclaraciones esotéricas:
Me gano la vida , dijo el primer Labro la piedra, apuntó el segundo
Construyo una catedral, confesó
el tercero
Este último
era el único que había captado y asumido el sentido autentico
de lo que hacia,
el segundo empezaba
apenas a penetrar
por el camino, en cuanto
al
primero que había tomado su labor
como un simple
medio de subsistencia, era indigno de formar
parte de la obra de su trabajo,
por correcto que fuera, jamás contribuiría al fin
perseguido por el cantero iluminado, fundido y echo uno con lo que realizaba, que era
a la vez su propia
realización.
Esta es la primera
premisa del esoterismo, el establecimiento de un filtro
vocacional que prohíba el paso a todo aquel que no sea capaz de identificarse con la
obra emprendida, sea la que fuera, lo mismo que el ser humano en su etapa
de conciencia mágica, era uno con la naturaleza y con el universo haciéndose parte integrante de su entorno sin establecer diferencia entre lo que se entrega
y lo que se recibe, el buscador esotérico se realiza a si mismo, realizandose en una entrega
a la que nunca podrían tener
acceso aquellos que perdida su identificación buscasen beneficiarse de todo aquello
que su inteligencia o su habilidad les permitiera dominar.
El Fondo y la Forma
Lo podríamos
constatar en la arquitectura sagrada
como en cualquiera de las disciplinas que conforman la materia del esoterismo, no hay diferencia esencial entre el fondo que se desea
alcanzar y las formas que se adoptan
para alcanzarlo, tampoco hay diferencia entre el edificio sagrado
y la sacralidad que trasmite, más aun la forma
es el vehículo para alcanzar
el fondo, por eso el esoterismo es total y fundamentalmente la "expresión".
Observemos un templo realizado por un arquitecto de nuestros días, GAUDÍ, y comparémoslos con una catedral
gótica, salta a la vista la distinta
concepción formal de ambas
construcciones, la actual nos sitúa
en el mejor de los casos ante una
resolución esotérica ante la cual aquel que la concibió,
se planteó fundamentalmente problemas técnicos
más o menos airosamente resueltos.
La mayoría
de las veces sin embargo
se trata de resolver funcionalmente un lugar al que determinado número
de personas acuden ciertos días y a ciertas horas para
asistir a un acto colectivo
de carácter religioso y ritual, una misa, una boda, un
rosario, un bautizo.
Situémonos ahora como profanos
vitalmente curiosos ante una catedral
gótica, la de LEÓN, CHARTRES ó MILÁN, no importa nuestra
primera sorpresa, esta vendrá
condicionada por las circunstancias de ser un edificio que no deja de plantearnos preguntas, no lo aceptamos
sin más, le exigimos una respuesta:
¿Porqué las dos torres
campanarios son siempre
distintas?
¿Porqué surgen
por todas partes
monstruos devoradores de hombres?
¿Porqué la imagen de nuestra Señora preside el parteluz de acceso?
¿Porqué tantos santos portan
libros en sus manos?
¿Porqué unos los muestran
cerrados y otros abiertos?
¿Porqué la vidrieras originales determinan en el suelo manchas
de luz blanca a pesar de su abigarrado colorido?
¿Porqué abundan
las imágenes tocadas
con gorros y frigios?
... ... ...
Aun quedan muchas más preguntas, aunque la mayor parte de ellas ni siquiera
nos las planteemos porque forman parte ya definitivamente aceptadas de la liturgia
de la costumbre, la división en 3 naves, la orientación al este, la planta en cruz.
La forma en la catedral gótica
está supeditada al fondo, no hay ni un solo resquicio dejado al capricho,
porque en el ámbito del saber esotérico cada detalle está concebido en función de la idea trascendente que rige la totalidad de la obra, por eso
en el esoterismo convergen todas las formas y los caminos aparentemente distintos que
conducen a la realización final son el mismo en esencia aunque observado desde perspectivas diferentes, ya se trate de una práctica, de un conjunto,
de representaciones simbólicas, de una asociación de un objeto
o de un procedimiento,
todo con una particularidad que vemos repetido
una y otra vez el mensaje trasmitido a través de las distintas formas,
esto nunca podrá ser aclarado,
permanecerá secreto hasta que el buscador
halle por si mismo la respuesta a través de su propia
asunción del enigma planteado, pero tengamos en cuenta algo que puede complicar la percepción y la comprensión de lo esotérico, ello es nuestra
conciencia mental que está
asentada en los esquemas del pensamiento racionalista, esta tratará siempre
de explicarse las causas
de los fenómenos y los efectos a que dichos
fenómenos den lugar.
La conciencia tradicional en la que esta asentada el esoterismo, no trata tanto
de explicar, sino de como de integrar al adepto en el fondo del problema
trascendente,
por eso las formas que albergan
el fondo no explican dicho
fondo, sino que lo expresan y por ese camino todos los "porqués" que se plantean
no tienen que aclararse, sino entrar a formar parte del individuo
que los formula,
la realidad por ese camino no se entiende ni se explica,
se capta.
Las Religiones Esotéricas
Cabría preguntarse por los motivos
que han llevado
a las formas religiosas
institucionalizadas a renegar
y defectiblemente de los aspectos
esotéricos de la espiritualidad, siendo
así que al menos en principio, estas prácticas llevan al individuo
hasta niveles de percepción de lo sagrado
mucho más alto que los que se alcanzan a través
de la simple obediencia y el fiel cumplimiento de los ritos establecidos.
Todo el mundo puede tener al lado la vida de Santa Teresa del Niño Jesús y darse
cuenta a través de sus propias palabras,
siempre respetuosas, de hasta que punto las autoridades eclesiásticas de su tiempo
le tuvieron vigilada
cada experiencia, cada línea que escribía, cada tesis que formulaba, desde las alturas
de su iluminación, lo mismo que
sucedió con San Juan de la Cruz y con muchos otros que hoy son reconocidos como hitos indudables de la espiritualidad.
San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús tuvieron la suerte de saber amoldar sus experiencias esotéricas interiores y secretas a las normas establecidas, pero otros
como GIORDANO BRUNO, terminaron con sus carnes
requemadas en la hoguera
purificadora y varios más como Fray Bartolomé de Garranza o Miguel de Molinos se vieron seriamente amenazados en su integridad por insistir en propuestas espirituales que no casaban con la obediencia a toda prueba que exigía
la autoridad eclesiástica.
La iglesia
establecida ha tenido
siempre muy claro que la base de su autoridad y en
consecuencia la raíz de su poder radica
en la necesidad del apoyo que la feligresía
tiene para paliar sus temores
ante lo desconocido, frente a las dudas y las inquietudes sobre el sentido de la vida y de la muerte, las iglesias dan una respuesta dogmática que deben ser admitidas
mediante constantes actos de fe, con ello cada una se erige en exclusiva poseedora de la verdades que pueden dar respuestas a los miedos transcendentes de una humanidad esencialmente despegada, de un entorno
que cada vez se les plantea
más y más amenazador.
A estas religiones institucionalizadas no les puede en modo alguno satisfacerles unas doctrinas y unas prácticas como las que se emprenden en todas las doctrinas
esotéricas que fijan su meta en el encuentro con la verdad y en alcanzar la experiencia
que de la respuesta a todos los temores que las iglesias
se han cuidado de fomentar para beneficio de sus dirigentes.
El problema
radica como ya apuntábamos en que la práctica de los haberes
esotéricos confiere al individuo una libertad de hecho, le independiza de cualquier doctrina establecida, aunque esa práctica
parta de principios aceptados y de unos
esquemas sagrados reconocidos como verdaderos, es por eso que cada credo religioso puede ser contemplado desde una perspectiva esotérica destinada a la inmensa mayoría de la feligresía o desde un ángulo esotérico escogido mal que le pese a los poderes fácticos de cada religión, por aquellos que han logrado
trascender su condición de feligreses del gran rebaño obligados
a seguir al pie de la letra las normas establecidas, y se han erigido en individuos de conciencia evolucionada capaces de enfrentarse sin la ayuda de la todopoderosa autoridad
a los grandes misterios que la iglesia han resuelto
mediante mitos, dogmas y ritos,
el temor de la iglesia
reside siempre en la posibilidad de que el ejemplo pueda extenderse como de echo sucedió en
España en el siglo XVI y XVII, cuando la práctica
de la experiencia mística comenzó
a extenderse por las tierras peninsulares como una mancha
de aceite en beatos e iluminados, que llegaron a congregar en torno suyo a catervas
de ciudadanos dispuestos a admitir a pies juntillas la realidad de sus visiones,
de sus mensajes, que
estaban bien alejados de la vertiente esencialmente penitencial que precognizaba la jerarquía eclesiástica y que obviamente defendían a golpe de potro
y de hoguera su brazo ejecutor, los tribunales del santo oficio.
La Memoria y el Libro
Cuenta CLEMENTE
de Alejandría, a quien citábamos
antes, que fue el primer tratadista que empleó posiblemente el término "esoterismo", que las enseñanzas
impartidas por Aristóteles en el Liceo a sus discípulos más aventajados eran siempre
orales, o sea que no se basaban
en ningún texto escrito, los aprendices tenían
que confiar a la memoria cuanto
recibían, exactamente lo mismo que en los tiempos
remotos en que el ser humano desconocía el arte de la escritura.
Repasando la historia de las doctrinas
esotéricas nos encontramos a menudo con esta
que parece ser una norma
imprescindible y que muchos han achacado al carácter
secreto y oculto de las enseñanzas esotéricas, sin que falten
motivos sólidos para aceptar esta suposición, habrá que añadir
que no sería esta la única razón,
ni siquiera posiblemente la más importante, profundizar en este echo siquiera
brevemente nos lleva de nuevo a la diferencia esencial que separa
el conocimiento esotérico
del saber racionalista que es pretendidamente el objetivo que se imparte
en nuestro contexto cultural.
Entendemos normalmente la enseñanza como una acumulación de saberes en unas
determinadas materias que naturalmente hay que ir seleccionando a medida que se
avanza en ellas hasta que se alcanza
esa especie de súper especialización que parece formar parte imprescindible del mundo en que vivimos,
por regla general
la memoria
es incapaz de contener toda la información que es necesaria acumular, de ahí que
primero el libro, el fichero
después y el disquete o cinta en los últimos
años tengan que ser
auxiliares imprescindibles del que quiere
abarcar un máximo
de conocimientos, ahora bien no podemos
rehuir una constatación que surge a cada instante
y que mal que a veces nos pese supone una realidad que no se altera y de la que todos
a un nivel
o a otros somos victimas.
El libro
nos transmite un saber preestablecido que nosotros nos limitamos a fichar
o a
grabar en la memoria del ordenador sin que en que la mayor parte
de los casos tengamos
siquiera la ocasión
de regurgitarlo en nuestra mente y apropiárnoslo, así pues, aceptamos la información tal y como nos llega y no hacemos otra cosa que ordenarla para poder hacer uso de ella según nuestras necesidades puntales, reconozcamos que aparte
del mejor o peor aprovechamiento que podamos hacer de la información recibida este es el mejor camino para unificar el ser humano
en la aceptación indiscriminada de las ideas preestablecidas.
Según cuenta
TITO LIVIO, los Druidas pasaban
por un periodo de enseñanza de mas de 20 años antes de poder convertirse en mentores de los pueblos
celtas y galos, en
este tipo toda la enseñanza
recibida era oral, jamás se leía o se aprendía
en un determinado texto.
Los constructores de catedrales como hemos apuntado
anteriormente pasaban por un aprendizaje que se prolongaba normalmente de 8 a 10 años antes de pasar a la categoría superior de compañeros, tampoco estas enseñanzas se llevaban a cabo por medio
de textos, por su parte
los alquimistas que se transmitían corrientemente sus
progresos por medio de escritos, nunca lo hicieron
como enseñanza a los profanos,
sino como constatación del camino emprendido por cada uno de ellos.
Si tratamos
de penetrar en la esencia
del conocimiento esotérico, constatamos que existen unos motivos secretos
aparte que justifican la enseñanza oral y la transmisión
igualmente oral de los saberes,
con vistas a hacer de ellos el camino hacia la
trascendencia, pues la información transmitida oralmente comporta siempre
una transformación por sutil que sea, que se realiza en los centros
donde se acumula
la memoria y que convierte lo que se ha recibido
en parte integrante del individuo que lo
ha acumulado, así pues en el dominio
del saber tradicional hay que partir
de la
premisa general
de que la memoria acumula
la enseñanza y se la apropia mientras
que el texto escrito
tiene carácter sagrado, nunca docente y se destina
a dar cuenta del
nivel de iluminación alcanzado, sírvanos como ejemplo
inmediato, SAN JUAN DE LA CRUZ,
la subida al monte Carmelo
no ayudará a ningún místico
en ciernes a experimentar el éxtasis, si servirá en cambio, para dar cuenta
cabal de una
experiencia que siendo inefable
en si misma se expresa
en el lenguaje secreto que la
palabra sola jamás podría transmitir sin la ayuda inapreciable del símbolo.
La Arquitectura Sagrada
Desde las sagradas escrituras, desde los textos más antiguos
de las religiones orientales, desde la tradición iniciática de occidente hasta
las formas religiosas de los pueblos prelógicos, la casa de DIOS ha representado siempre
la expresión teológica inmediata del espacio donde el ser humano puede entrar en contacto con trascendente
éxtasis, esta circunstancia fundamental del encuentro de lo humano
con lo sobrehumano, nos sitúa en el camino de la aprensión religiosa del espacio.
ARQUITECTURA SAGRADA
La humanidad
y la divinidad puede encontrarse en cualquier sitio,
pero el transito de aquella hacia está solo puede tener lugar en el espacio
sagrado, natural unas veces y otras concebido desde el conocimiento de las leyes de lo sagrado.
El templo
debe reunir las condiciones precisas
para que se produzca la simbiosis
de lo profano con lo divino, de la tierra con el cielo, el aprender esta técnica no significa lo mismo que adquirir los conocimientos arquitectónicos que enseñan a calcular la resistencia de los materiales, sino conocer las energías que propician la iluminación, siempre que el que las recibe se encuentre iniciáticamente preparado para tener la posibilidad de aprovecharla.
Uno de los grandes
místicos españoles condenado por la iglesia
a través de su guía espiritual y de su defensa de la contemplación desarrolló la llamada
doctrina quietista, que consiste
en la toma de una actitud pasiva
por parte del alma, permitiendo que la trascendencia la penetre después
de haber renunciado a cualquier esfuerzo
por
alcanzar la meta espiritual y haberse abandonado a la entera
voluntad de DIOS,
la inquisición lo procesó
en 1685 y dos años después MOLINOS
confesó públicamente sus errores
doctrinales, fue recluido
en un convento hasta su muerte.
Los Druidas
Tenidos por muchos investigadores como sacerdotes de la religión
de los pueblos celtas, la realidad
es que, sus funciones sobrepasaron con creces estas actividades que para
ellos eran secundarias, los largos años de iniciación abarcaban las ciencias
y todos los conocimientos adquiridos por los maestros, por lo que se convertían en auténticos directores de la vida y del que hacer de las comunidades que tenían a su
cargo, ejerciendo como médicos, jueces,
bardos, consejeros políticos
y guardianes de las
tradiciones ancestrales, ni siquiera los reyes daban
un paso que no contara
con la aprobación druídica.
Los druidas eran quienes promovían
a cada miembro de la comunidad en el
cargo que ostentaban, se reunían
periódicamente para reciclar
sus experiencia e intercambiar sus haberes para el bien del pueblo
que tenían a su cargo.
Cuando el cristianismo se expandió por el occidente
de Europa, muchos
de ellos colaboraron en la conversión de sus fieles
y hasta llegaron a convertirse en abades de los
monasterios más florecientes arrastrando consigo a toda la comunidad de nuevos
creyentes.
Los monjes
druidas fueron los primeros en recopilar las historias míticas
de su pueblo, ofreciéndonoslos en algunos de los manuscritos que se han conservado, en ellos
aparecen la parte ancestral de los mitos religiosos que habían regido
la vida y el comportamiento de los pueblos
celtas.
Videncia y Astrología: 806 41 41 23
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